En un mundo cada vez más globalizado, donde Canarias tienen un papel estratégico, Pablo Rodríguez de Vega se plantea una reflexión crucial sobre el desconocimiento de la cooperación al desarrollo en esta región.
Con casi una década de experiencia en países como Sudán y Etiopía, subraya la importancia de incorporar las voces y estructuras locales para lograr un impacto duradero. Además, señala el potencial de alianzas entre la Universidad de La Laguna y universidades subsaharianas como clave para formar estudiantes comprometidos con el desarrollo desde una perspectiva de respeto mutuo y enriquecimiento cultural.
Dado su recorrido en finanzas y su experiencia en cooperación internacional, ¿cómo cree que se puede fomentar la participación de los estudiantes universitarios en proyectos de desarrollo, tanto a nivel local como global?
Me haría primero la siguiente pregunta: ¿Saben los estudiantes universitarios qué es la cooperación al desarrollo? ¿Y la población canaria? Es una pregunta que me hago mucho. ¿Cómo es posible que, dado su ubicación estratégica e histórica, Canarias y su población tengan tan poco conocimiento sobre la cooperación al desarrollo?
Tal vez sea porque somos una región con una profunda experiencia en migración, tanto por haber sido emigrantes como por ser ahora un lugar de acogida, y eso nos lleva a confundir los términos. No lo sé. Un claro indicio de esta situación es que Canarias no cuenta con una agencia de cooperación propia, a diferencia de otras comunidades autónomas que sí disponen de organismos como la AACID, AEXCID o AVCD. Y podríamos ser punteros por nuestra localización.
Ha trabajado en proyectos de desarrollo en países como Sudán y Etiopía durante casi una década. ¿Qué aprendizajes claves de esa experiencia considera que se podrían aplicar en el contexto de desarrollo de las Islas Canarias?
Más que aplicar un aprendizaje, diría que deberíamos recuperarlo. Tanto en el contexto canario como en el europeo, se ha perdido un fundamento clave de lo que define a una sociedad: la comunidad o lo comunitario. Los espacios y la esencia comunitaria han sido perdidos o desarticulados, lo que en mi experiencia hace imposible un desarrollo integral de las islas canarias.
En los países donde he trabajado, el consentimiento de la comunidad a través de organismos consuetudinarios ha sido siempre más esencial que el de los organismos oficiales. Estos organismos consuetudinarios proporcionan a los proyectos un poder y una adaptabilidad mayor, ajustándose mejor a los contextos específicos de cada zona, frente a las visiones más regionales, que suelen ignorar los aspectos particulares de cada zona, que son precisamente estos detalles los que marcan la diferencia y convierten a los proyectos en un éxito.
El desarrollo de las Islas Canarias no debería seguir una visión única y regional, ni siquiera una visión individual para cada isla. Si aspiramos a un desarrollo integral, debemos adoptar una perspectiva comunitaria que respete los espacios y las diferencias culturales de cada zona, y para ello tenemos que volver a tener comunidades. Creo que para un buen desarrollo deberíamos dejar de hablar del contexto de las Islas Canarias y empezar a hablar de los contextos de las comunidades de las Islas Canarias.
Resumiendo, el aprendizaje que considero más importante que he tenido durante una década, es la importancia de una sociedad que vive en comunidad, que se conoce y por lo tanto es más resiliente. Que parece que nos hemos olvidado de la premisa que nos enseñaban en los colegios: El ser humanos es un animal social.
Como profesional multilingüe con experiencia internacional, ¿qué valor estima que tiene el aprendizaje de idiomas y la inmersión cultural para los estudiantes de la Universidad de La Laguna que quieran dedicarse al ámbito financiero y empresarial?
No soy el mejor ejemplo para hablar de la importancia de los idiomas, ya que siempre los he aprendido sobre la marcha en los lugares donde he trabajado, porque no se me dan muy bien. En mi opinión, hay que darle al idioma la importancia que merece en estos contextos: que es una herramienta de comunicación entre personas.
No ignoro toda la carga cultural que lleva un idioma, pero creo que es más importante tener algo que decir que saber un idioma.
¿De qué manera las universidades, como la Universidad de La Laguna, podrían colaborar con empresas y organismos internacionales para impulsar iniciativas de cooperación al desarrollo, y cómo podrían los estudiantes involucrarse en este tipo de proyectos?
En mi opinión, las universidades como la ULL están desaprovechando socios claves: las universidades de los países subsaharianos y sus estudiantes. En estos espacios, las universidades pueden encontrar a los mejores colaboradores para implementar iniciativas de cooperación al desarrollo. Escuchar a los profesores y a sus estudiantes abriría un nicho enorme para establecer colaboraciones y desarrollar proyectos conjuntos.
Y facilitar canales de comunicación entre los estudiantes de ambas regiones, desde una perspectiva de respeto mutuo, fomentaría una participación y significativa entre ambos estudiantes.