Preservar el español de Canarias: El legado de Marcial Morera para las nuevas generaciones

 

Marcial Morera, catedrático de lengua española de la Universidad de La Laguna, académico de número de la Academia Canaria de la Lengua, ha dedicado su carrera a estudiar y promover el español de Canarias, subrayando la importancia de la lengua como pilar de la identidad cultural del archipiélago. Para él, preservar y valorizar el dialecto canario es fundamental para que las nuevas generaciones comprendan su historia y cultura. A través de su trabajo en el Instituto Universitario de Lingüística Andrés Bello, Morera ha impulsado una visión multidisciplinaria que aborda la complejidad de la lengua en sus dimensiones gramatical, semántica y social, contribuyendo así al desarrollo de la lingüística moderna.

 

Ha dedicado una gran parte de su carrera al estudio del español de Canarias. ¿Qué impacto cree que tiene preservar y promover el dialecto canario en la identidad cultural de las Islas, y por qué es importante que las nuevas generaciones lo conozcan y valoren?

El presente, el pasado y hasta el futuro de los pueblos se encuentran cifrados en la lengua que hablan. A ella habrán de acudir si quieren conocer su historia, su identidad, su cultura, sus posibilidades de progreso y su continuidad histórica. Por eso es tan importante su cultivo, su estudio, su promoción y su defensa, tanto en el ámbito educativo como en los ámbitos institucional, político, social y hasta económico.

De todo ello ha tomado plena conciencia la sociedad canaria actual, que, primero, ha introducido el estudio del español insular y su literatura en todos los niveles (primario, secundario y universitario) del sistema educativo y, segundo, ha creado instituciones específicas, como la Academia Canaria de la Lengua, por ejemplo, para su estudio, normalización, dignificación y promoción, incluso más allá de la Comunidad Autónoma de Canarias. Con esta política cultural de amplia visión y el compromiso de todos los canarios (hablantes del común y escritores) en la defensa de su identidad lingüística y cultural, se encuentran en buena medida garantizados tanto el futuro de nuestra modalidad lingüística como la formación idiomática y literaria de las nuevas generaciones insulares.

 

Su trabajo abarca temas como la semántica gramatical y las perífrasis verbales en el español moderno. ¿Cómo influye la comprensión profunda de estas estructuras en nuestra manera de comunicarnos y de entender el lenguaje a nivel práctico?

Las lenguas naturales están estructuradas básicamente en tres niveles distintos: el nivel fónico, el nivel gramatical y el nivel léxico. El primero, que es de naturaleza material, desempeña la importantísima función dar forma a las palabras y transportarlas de la boca del hablante al oído del oyente, haciendo posible así la comunicación social.

El segundo, que es de naturaleza espiritual, desempeña la importantísima función de poner al hablante en contacto con el mundo externo (a través de los signos mostrativos o pronominales), organizarlo en categorías (nombres, adjetivos y verbos) que lo hagan entendible y expresar ideas y juicios más o menos complejos, sea mediante complementos continuos o morfológicos, en forma de palabras derivadas, o mediante complementos discontinuos o sintácticos, en forma de palabras compuestas, sintagmas y oraciones. Y el tercero, que es también de naturaleza espiritual, como el gramatical, desempeña la importantísima función de describir de una u otra manera la realidad designada y organizada por los procedimientos gramaticales antes citados, para identificarla y hacerla reconocible de forma permanente.

Entendemos el mundo como lo entendemos, tenemos la memoria que tenemos y pensamos como pensamos gracias al componente gramatical de la lengua que hablamos, que nos permite formalizar la realidad interna y externa de una determinada manera, y a su componente léxico, que nos proporciona una determinada visión de ella. A la persona como persona, como animal racional (no irracional o bestia) y de memoria, no la hacen ni la geografía, ni los genes, ni la sangre, ni la morfología del cráneo, ni lo que come, sino la lengua que habla. Somos lo que hablamos.

 

Como parte del Instituto Universitario de Lingüística Andrés Bello, ¿qué papel juega la investigación multidisciplinar en lingüística para abordar los retos lingüísticos globales y locales? ¿Cómo contribuyen los estudios como los que aborda al desarrollo de la lingüística moderna?

 

El lenguaje humano es un fenómeno psíquico y social de una enorme complejidad y envergadura. De una parte, tenemos el código (sistema de intuiciones semánticas gramaticales y léxicas invariantes formalizadas mediante señales fónicas o distribucionales) que permite al hablante dar forma a las heterogéneas y confusas sensaciones del mundo interno y externo que entran en su cabeza, archivarlas en la memoria y comunicarse con sus semejantes. Es lo que el padre de la lingüística moderna (Ferdinand de Saussure) llamó langue.

Y, de otra, tenemos el uso que los hablantes hacen de dicho código, en forma de palabras, oraciones y textos, para dar satisfacción a las necesidades expresivas de cada día y a sus aspiraciones más o menos sublimes. Es la famosa parole saussureana, que carga de sentido tanto denotativo como connotativo más o menos aleatorio las invariantes gramaticales y léxicas de la lengua, generando así lo que suele llamarse cultura.

Obviamente, el estudio de un fenómeno tan complejo como este no puede realizarse desde un único punto de vista, sea este intrínseco o extrínseco, sino que ha de abordarse tanto desde el punto de vista propiamente idiomático, que es el primario, como desde el punto de vista extralingüístico, en sus aspectos referencial, social, artístico y hasta contrastivo, para poder proporcionar una idea más o menos cabal de cómo se encuentra organizado internamente y cómo funciona en la realidad concreta del hablar.

Es lo que hace el Instituto Universitario de Lingüístico Andrés Bello de la Universidad de La Laguna, que, convertido hace años en centro de estudio multilingüe (español, inglés, francés, árabe, alemán, latín y griego son sus principales lenguas de referencia), ha apostado por la multidisciplinariedad y la diversidad de teorías y tendencias, con resultados de excelencia, como se dice hoy, tanto en los coloquios y cursos que organiza periódicamente y en sus trabajos colectivos como en las publicaciones individuales de sus distintos miembros.

 

Durante la apertura del curso universitario de la ULL ofreció una lección inaugural, titulada La patria espiritual de los canarios y canarias, ¿cómo considera que influye la patria idiomática en la identidad de los canarios, especialmente en un contexto tan multicultural como el de las Islas Canarias?  ¿Qué papel cree que juegan las generaciones jóvenes en la preservación y evolución de esta patria idiomática, teniendo además en cuenta cómo llegan tantas influencias externas más acusadas por las nuevas tecnologías?

 

Es verdad que Canarias, que forma parte de la patria de esa lengua internacional tan importante que es la lengua española, recibe en el mundo globalizado de hoy, como tantos otros lugares del planeta, tanto el impacto de las nuevas tecnologías como de la multitud de gentes de latitudes diversas que llegan constantemente a sus costas y aeropuertos. De una parte, recibe gentes de patrias idiomáticas que nada o muy poco tienen que ver con la suya; concretamente, de patrias idiomáticas europeas (inglesa, francesa, alemana, italiana, portuguesa…) y de patrias idiomáticas africanas (árabe, wolof, mancañá, bambara, bereber…), sobre todo.

De otra, recibe gentes (castellanos, andaluces y americanos, en particular) procedentes de su misma patria idiomática, pero que usan la lengua común de forma más o menos distinta a como lo hacen ellos. Existe la tendencia a pensar que la arribada de esta población foránea a Canarias constituye un peligro para su lengua y su cultura y, consecuentemente, para la identidad insular.

No niego que, desde el punto de vista social, económico, políticos, etc., esto no conlleve problemas, que hay que solventar en las instituciones democráticas, pero no creo que suponga un peligro real para la subsistencia del español de Canarias, porque, por lo general, en las situaciones de contacto lingüístico como la que comentamos, suele prevalecer el elemento idiomático originario, que es el oficial.

Así que lo previsible es que los extranjeros que vienen hoy en masa a residir temporal o definitivamente entre nosotros terminen integrándose en la patria lingüística de los canarios y que sus lenguas se limiten a aportar algún que otro elemento a las nomenclaturas más periféricas de aquella, como, por lo demás, ha ocurrido siempre en esta encrucijada de caminos que es la tierra en que vivimos, según demuestran los muchos guanchismos, portuguesismos, arabismos, americanismos y hasta anglicismos que atesora su habla tradicional desde hace mucho tiempo.

Obviamente, en este proceso de integración de extranjeros y compatriotas de otras regiones del idioma en la modalidad canaria de la patria idiomática hispana juegan un papel fundamental nuestros jóvenes, que deben tomar conciencia plena de la importancia de su forma de usar el idioma que hablan, que es el que hace que sean lo son, sentirse orgullosos de pertenecer a una patria tan grande y rica como la patria de la lengua española, aprender a usarla cada vez mejor, para aprovechar sus riquísimas posibilidades, y aplicarse en el aprendizaje de otras lenguas, para poder entenderse con los extranjeros y mejor conocer la suya propia. Creo que era Goethe el que decía que quien no conoce las lenguas extranjeras nada sabe de la suya propia. Y respecto del impacto que puedan ejercer las tan traídas y llevadas nuevas tecnologías en nuestra forma de expresarnos, tampoco parece que eso vaya a afectar en lo esencial a la identidad canaria, por muchos anglicismos y cursilerías culturales que traigan.

La identidad de los pueblos no depende de préstamos lingüísticos o culturales más o menos superficiales. Los cientos y cientos de palabras que prestó el árabe a la lengua española no alteraron lo más mínimo la identidad hispana. Depende de la disposición del alma que haya creado la tradición con el transcurrir de los años y los siglos.

No es histórica, sino intrahistórica, como diría don Miguel de Unamuno. En lo esencial, el alma de los jóvenes canarios actuales no es muy distinta de la de sus padres y abuelos, por mucho que sus juegos de móvil o PlayStation no tengan nada que ver con los que practicaron aquellos en la infancia y que no digan “destripar (una obra)”, “flechazo”,  “pasotismo”, “moda”, “genial”, “colega” o “cotilla”, sino “spoiler”, “crush”, “meth”, “fashion”, “cool”, “bro” o “troll”. Tampoco dicen ellos “escudilla”, “aína”, “los muchachos” o “vosotros no salís de casa”, como decían antaño sus padres y abuelos, sino “taza”, “pronto”, “loh muchachoh” (con aspiración de s final de sílaba) o “ustedes no salen hoy de casa”, y no por ello decimos que hayan roto con su tradición espiritual. Los cambios de las lenguas no son accidentes más o menos azarosos. Son el resultado de su evolución natural, que está siempre en movimiento porque se trata de organismos vivos. El cambio es consustancial al vivir.

 

A lo largo de su carrera y una vida dedicada a la ULL, ha escrito numerosos libros y artículos sobre el lenguaje literario. ¿Cómo cree que la literatura y el estudio de la lengua interactúan para enriquecer la comprensión de la cultura y la historia de Canarias y España en general?

El cultivo literario es fundamental en la vida de las lenguas naturales, y, consecuentemente, de los pueblos que las hablan, porque es la manifestación idiomática que más se adentra en sus misterios más recónditos, explorando posibilidades inéditas y ampliando así la sensibilidad y la cultura de sus gentes. La literatura (la literatura con mayúsculas, no la literaturilla de domingos o de andar por casa) no tiene nada que ver con los poemillas que la gente suele presentar a los juegos florales o con los relatos que uno lee para entretenerse o pasar el rato.

Se trata de algo mucho más serio y trascendente que esto. No está para divertir y alegrar las pajarillas a las gentes con juegos retóricos o preciosismo verbal. Es un método para indagar en los rincones más oscuros del alma humana y ampliar el mundo que hemos heredado de nuestros mayores.

Concretamente, las novelas de Dostoievski, que tan hondo calan en la condición del hombre, no son precisamente divertidas, sino dolorosas. De ahí la importancia de los grandes autores insulares, como Viera y Clavijo, Alonso Quesada, Ángel Guerra, Josefina de la Torre, Manuel Padorno o Rafael Arozarena, para la sensibilidad y la cultura de la sociedad canaria, en particular, e hispana, en general. Sin la obra de estos importantísimos autores canarios de todos los tiempos, que tanto han aportado al cultivo de la narrativa y la poesía de la lengua española, aunque la España oficial, con su bobalicona actitud paternalista de considerarnos menores de edad, se niegue a reconocerlo, y la influencia que esta ha ejercido tanto sobre escritores insulares y extra insulares como sobre sus lectores corrientes y molientes, la cultura y la historia de Canarias y del resto del mundo hispánico no serían lo que hoy son.